Gracias por la oscilación, Tim.
En estos días sentía que ni los niños valen la pena. Crecen, igual. Caminaba las calles y nos veía a todos convertidos en cadáveres. Ah, el tedio, la desesperanza, qué cómplices nos vuelven del horror. Que el mundo no nos asesine lo que sueña, que el cansancio metafísico no nos arrase. Toda decencia, toda bondad es una lucha ganada. Aunque en la inmensidad no seamos, somos.
Así no hayan salido, por lo imbécil que es uno rodeado de gente, las lágrimas dolieron detrás de los ojos. Gracias. Saludes a Karl.
Así no hayan salido, por lo imbécil que es uno rodeado de gente, las lágrimas dolieron detrás de los ojos. Gracias. Saludes a Karl.