miércoles, noviembre 29, 2006

Un email para Simonetta

Hoy, al contrario de los anteriores días, tuvo su parte bonita. Luego de almorzar junto al lago de la universidad caminé un rato y encontré la entrada al jardín tropical que queda junto al puente que están construyendo. A veces también voy a almorzar junto al jardín, pero lo imaginaba todo cercado. Hoy descubrí la entrada cuando venía de mirar en qué iba el puente. Ya desde antes de entrar al jardín me sentía contento. En esta parte el río es bonito, hay vegetación en la orillas y pocas casas. Me dió otro aire. Sentí la alegría que sentí los primeros meses, la tranquilidad que se venía desdibujando. Y la soledad dejó de pesar tanto.

Tengo la cabeza enredada y lo que quiero cambia y oscila.


Hola Sandra, hermosa.

Al principio creía que iba a seguirte encontrando en el msn, pero no. Y fuí postergando escribirte. Ya han pasado seis meses. Como si nada. Todo fue rico al principio, la rutina tranquila, ir a nadar a la piscina, la casa grande donde alquilo una habitación... Pero luego han pesado lo absurdo y vago del trabajo, el desinterés amable de mi jefe, la tranquilidad que es más que nada tedio... lo que a alguien le describía como la falta de mierdero, de problemas... Y ahora está la desazón, que no esperaba, de haber recibido una beca para quedarme tres años acá. Tres años de soledad académica... y de las demás. No hay con quién conversar a profundidad mis ideas. Ni las académicas ni las demás. Me he hundido en un tedio más denso que en el que andaba en Bogotá antes del viaje. Pesa tanto que no le abro espacios a lo que es importante para mí... leer, alquilar pelis, meditar, escribir de vez en cuando... Sobre todo quisiera sentirme útil. Escogí la psicología para poder trabajar con niños. Tomé esa decisión hace años y aún no lo he hecho. Sí, en mi trabajo vienen chiquitos entre cuatro meses y dos años para mis estudios, les hago las pruebas, luego corro los análisis y todo se diluye...

Tengo que abrirme espacios en medio de esta mierda espesa que he despositado alrededor mío. Necesito aire.

Recuerdo tu casa y la paz en que vives y quisiera algo parecido. Pero por algo vine a dar acá. Por algo que no sé sigo postergando los sueños. Quiero una escuela en una vereda, en un pueblo pequeño. Y ya. Alguna vez quise profundamente hacer una carrera académica... queda algo de eso, pero ya es débil y acá vine a saberlo...

Pero no sé. Apliqué a una beca en Nueva Zelanda con quien fue mi supervisor de maestría y miro las fotos de la ciudad, Dunedin, y algo me arrastra junto a ese mar. Y Ted es un buen tipo, brillante y querido. Pero no dejo de extrañar esa tierra difícil de donde vengo, donde quisiera tener un lugar que no descifro.

Te mando un abrazo grande, desde el otro lado del mar Pacífico. El océano.