domingo, agosto 15, 2004

en la casa de Asterión, ellas

Cómo susurrará el celo en una hembra que ha crecido junto al mar y que en las palabras se alucina y se encuentra, se despide y se abraza? Cómo herirá su mano el aire para llegar junto a la piel que ansía? Cómo convertirá a la ternura sus miedos? Cómo convertirá la soledad, la oscuridad a su silencio?
A mí se me impone la arrogancia de concreto e indiferencia de esta urbe que me creció tibio entre el frío, tibieza que me repugna, una sopa que se enfría en las venas. Yo no sé recibir el aliento oceánico, la cadencia marina de tus palabras...