domingo, marzo 13, 2005

cuando nací

Cuando nací, no nací completo. Tenía cada parte de mi cuerpo: mi corazón, mis manos, mis piernas, mis sentidos, mi rostro. Pero, de qué sirve tener cada parte si no sos amado, si no amás? Norita, mi tía Norita, vos y cada uno de los que he amado y me han amado me han dado el verdadero corazón, me han enseñado a ver, a escuchar, a sentir, a andar, a soñar. Por vos, más que estar aquí, estoy vivo, tan vivo como puedo, por vos he tenido caminos para andar, por vos viví entre las cordilleras, detrás de la cordillera el mar y la selva, y me llevaste, con las piernas y las manos y los ojos y el corazón que por vos tengo, y vi y sentí y crecí. Por vos estuve al lado de otro mar, entre colinas y acantilados y un mar frío, sereno y hermoso. Por vos tengo un corazón que puede jugar con los niños. He aprendido, he crecido, he sido por los que me han amado, por vos.

No nací completo, Norita, vos me diste un rostro, unas manos y un corazón. Vos me diste todo lo que me pudiste dar. Y somos tantos a los que tocó y transformó tu generosidad, tu bondad enorme, tu amor... Gracias, Norita. Gracias por haber estado, gracias por estar, por seguir estando. Hubiéramos querido tenerte mucho, mucho tiempo toda aquí y retribuirte más. Contarte de nuestros andares y nuestros sueños, y verte sonreír y poderte abrazar. Sin vos acaso nuestra vida hubiera sido menos feliz. Hay fuerza, hay amor, hay esperanza entre nosotros, de todo vos nos diste tanto... Ve con Dios, Ana Leonor Franco Bernal, Leíto, Norita. A la hija, a la hermana, a la cuñada, a la tía, a la trabajadora, a la jefe, a la amiga tan noble, tan correcta, tan buena que fuiste, la vamos a llevar aquí (en las manos), aquí (en la mente), aquí (en el corazón)...

Una vida sólo es plena y hermosa cuando engrandece a los demás. La tuya lo fue. Tu vida fue una bendición. Gracias por tu vida. Gracias, gracias. Que hasta tan cerca a Dios, donde vos estás, nuestras vidas te lo puedan seguir diciendo: gracias. Te vamos a extrañar.

junio 8 del 2002