miércoles, febrero 22, 2006

Helena

Durante un par de días entre las montañas heridas por torpes carreteras nos acompañó en las travesías. Una campesina flaca y bonita ya a sus veinte con una niña de cuatro.
Luego del regreso a su casa (qué extraño, y qué revelador sobre la verdaderas fortalezas que no tengo y que quisiera, verla con pantaneras, machete y canasto a la espalda) supe la historia de su padre asesinado frente a ella cuando era una niña. Asesinado por ser el enfermero de las veredas, por ser enfermero para todos en una zona de guerra.
¿Y uno qué sabe de horrores?