viernes, abril 22, 2005

cuando sonríen

creo que quizás, todos guardan un reducto de pureza en medio de su podredumbre. pero no vale la pena untarse de mierda para buscar en ciertas entrañas cristales rotos, vidrios agudos. algunos viajan la mierda, descienden a los infiernos y permanecen puros. otros permanecen limpios, sin haberse manchado de mundo. mi marciana tiene un pureza que resiste sus perdiciones de animal niña curiosa, de poeta. mi ángel no ha sido tocada por el mundo. ¿cómo no supe ver la lepra de natalia? cómo no olí su sangre estancada? ¿cómo no ví las señales? ¿cómo no pude seguir viéndola envejecida, ajada por el vacío, por el hedonismo sin sentido, como la primera vez que la ví? ¿cómo no entendí su sonrisa de cadáver, la tos torpe de su risa? ¿cómo no ví que se fingía y me engañaba? he sido transparente y el precio ha sido poco: una equivocación incómoda pero trivial, en últimas. a cambio, dos personas tan puras que duelen los ojos de mirarlas. y cuando sonríen me bendicen. y yo, ese animal oscuro y cansado, recibo, y algo tratan de dar mis ojos y mis palabras.