domingo, mayo 22, 2005

"Lo cervantino son todo puto"

"Y vamo vamo Borge que tenemo que ganar
Y vamo vamo Borge que tenemo que ganar
Que esta hinchada espejera no te deja de alentar

Lo cervantino son todo puto
Lo cervantino son todo puto

Neruda compadre la concha'e tu madre
Vo so de la B. Vo so de la B !!!!!"

don angelgris, inspirado. y, al igual que esto, todo lo de abajo, de los comentarios barrabrava:

Hernán: (...) ¿Neruda cuál era? Siempre me lo confundo con Arjona... ¿Es uno de gorra que leen las mujeres?

Bioy Casares acaba de conocer a Borges. Borges ya ha publicado, es respetado por sus pares y la crítica. Bioy lo admira y quiere impresionarlo con su ingenio. Al despedirse Borges lo mira (porque todavía miraba) y dice: Hoy estuviste epigramático, Adolfito.

Borges en los setenta es entrevistado por Antonio Carrizo. Circulan por ahi los tapes expurgados, y también alguna versión que incluye joyas como ésta. (cito de memoria)
"Eso me hace acordar aquella coplita que dice:
en la punta de la plaza
del pueblo de Pehuajó,
nótese la aliteración -acota Borges y hace una breve pausa -
hay un cartel que dice
la puta madre que te parió".
Risita cloqueante de Borges. Silencio de Carrizo.

no somo puto, no somo diletanttes
leemo' a Borges, y obviamos a Cervantes

A Borges ya muy anciano, una vez que vino a España, vino a recogerlo al aeropuerto el poeta Gerardo Diego.
-Maestro, ¿se acuerda de mí? soy Gerardo.
-Gerardo... y, no sé...
-Diego...
-¿En qué quedamos, Gerardo o Diego?

Un joven poeta se acerca a Borges en la calle. Deja en manos del escritor su primer libro. Borges agradece y le pregunta cuál es el título."Con la patria adentro", responde el joven."Pero qué incomodidad, amigo, qué incomodidad".

El escritor argentino Héctor Bianciotti recuerda una de las tantas salidas elegantes de Borges, cuando le incomodaban los halagos de la gente. Ocurre en París, en un estudio de televisión.
"¿Usted se da cuenta de que es uno de los grandes escritores del siglo?", lo interrogan.
"Es que este", evalúa Borges, "ha sido un siglo muy mediocre".

Una mañana de octubre de 1967, Borges está al frente de su clase de literatura inglesa. Un estudiante entra y lo interrumpe para anunciar la muerte del Che Guevara y la inmediata suspensión de las clases para rendirle un homenaje. Borges contesta que el homenaje seguramente puede esperar. Clima tenso. El estudiante insiste: "Tiene que ser ahora y usted se va". Borges no se resigna y grita: "No me voy nada. Y si usted es tan guapo, venga a sacarme del escritorio". El estudiante amenaza con cortar la luz. "He tomado la precaución", retruca Borges, "de ser ciego esperando este momento".

A principios de la década de los setenta, el escritor y psicoanalista Germán García invita a la Argentina a Daniel Sibony, matemático y psicoanalista francés. Sibony quiere conocer a Borges. Al encontrarse, el francés le pregunta en qué idioma desea hablar. "Hablemos en francés", propone Borges, y justifica: "Dicen que la lengua francesa es tan perfecta que no necesita escritores. A la inversa, dicen que el castellano es una lengua que se desespera de su propia debilidad y necesita producir cada tanto un Góngora, un Quevedo, un Cervantes".

Una revista de actualidad reúne a Borges con el director técnico César Luis Menotti. "Qué raro, ¿no? Un hombre inteligente y se empeña en hablar de fútbol todo el tiempo", comenta Borges más tarde.

En 1983, un periodista de La Nación pide a Borges su opinión sobre la Guerra de Malvinas. "Absurda", define Borges. "Estoy triste, muy triste. Mandaron a esos pobres muchachos de veinte años a morir al sur. Tener veinte años y pelear contra soldados veteranos es algo atroz, inconcebible. Solamente en el crucero General Belgrano murieron cientos. Claro que los militares dirán que al lado de los desaparecidos esa cifra no es nada, pero no creo que les convenga ese argumento. No, no les va a convenir..."

El 10 de marzo de 1978, en la Feria del Libro, Borges se cruza con un escritor al que quiere y respeta: Manuel Mujica Lainez. Se abrazan e inician una conversación que es interrumpida una y otra vez por los cazadores compulsivos de firmas. "A veces", se queja Borges, "pienso que cuando me muera mis libros más cotizados serán aquellos que no lleven mi autógrafo."

En 1975, a los 99 años, muere Leonor Acevedo de Borges, madre del escritor. En el velorio, una mujer da el pésame a Borges y comenta: "Peeero... pobre Leonorcita, morirse tan poquito antes de cumplir los 100 años. Si hubiera esperado un poquito más...". Borges le dice: "Veo, señora, que es usted devota del sistema decimal".

Borges firma ejemplares en una librería del Centro. Un joven se acerca con Ficciones y le dice: "Maestro, usted es inmortal". Borges le contesta: "Vamos, hombre. No hay por qué ser tan pesimista".

Roma, 1981. Conferencia de prensa en un hotel de la Via Veneto. Además de periodistas, están presentes Bernardo Bertolucci y Franco María Ricci. Borges, inspirado, destila ingenio. Llega la última pregunta. "¿A qué atribuye que todavía no le hayan otorgado el Premio Nobel de Literatura?"
"A la sabiduría sueca".

En una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos a Jorge Luis Borges. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo: "¿En su país todavía hay caníbales?" "Ya no -contestó aquél-, nos los comimos a todos."

Borges charla con Antonio Carrizo, en un bar. Por la radio del local se anuncia un tango con letra de León Benarós, amigo de Borges. El locutor propone escucharlo y el escritor acepta. Cuando el tango termina, Carrizo le pregunta qué le pareció. Borges mueve la cabeza y dictamina, muy preocupado: "Esto le pasa a Benarós por juntarse con peronistas"

El poeta Eduardo González Lanuza, uno de los introductores del ultraísmo en la Argentina y gran amigo de Borges, descubre a éste en Florida y Corrientes, solo, con su bastón, esperando para poder cruzar. Lo toca y le dice: "Borges, soy González Lanuza". El vuelve la cabeza y, después de unos segundos, contesta: "Es probable".

En Maipú y Tucumán, un grupo de adictos a Isabel Perón descubre a Borges y lo sigue unos metros, insultándolo. Al ingresar en su casa, un periodista le pregunta cómo se siente. "Medio desorientado -manifiesta-. Se me acercó una mujer vociferando: ¡Inculto! ¡Ignorante! "

Cuenta Willy G Boullión, periodista: Allá hacia fines de los años 70, tras una nota, Borges me pide que lo acompañe a tomar un taxi. En el trayecto, me surge la curiosidad de saber cuál de sus libros es el que lo ha dejado más conforme. " Historia universal de la infamia" , declara. Seguimos en silencio, hasta que llega un taxi. Antes de abordarlo, se vuelve y dice: "Ahora que lo pienso, mejor título hubiera sido Historia universal de la infancia."

Durante la dictadura militar alguien le comenta a Borges que el general Galtieri, presidente de la República en ese momento, ha confesado que una de sus mayores ambiciones es seguir el camino de Perón y parecerse a él. "¡Caramba! -interrumpe Borges- es imposible imaginarse una aspiración más modesta".

A continuación algunas citas memorables. Todos de pie:

Hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón.

Alguien invocó la tesis platónica de que ya todo lo hemos visto en un orbe anterior, de suerte que conocer es reconocer; mi padre, creo, dijo que Bacon había escrito que si aprender es recordar, ignorar es de hecho haber olvidado.

El psicoanálisis es una ciencia totalmente hipotética. ¿Cómo se puede basar una ciencia en lo que recuerda o deja de recordar una persona?

El psicoanálisis es una ciencia basada en la vanidad de la gente. A todo el mundo le gusta hablar de sí mismo, que lo tomen en cuenta.

Creo en la revolución y estoy aguardando que se produzca. En la revolución (que aguardo) no habrá líderes políticos, ni habrá propagandas ni banderas. Cuando me dicen que se ha producido una nueva revolución yo siempre pregunto: ¿Y tiene una bandera esa revolución? Y cuando me dicen que sí la tiene, sé que ésa no es mi revolución.

No sé hasta que punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con el idioma, que es una tradición.

Cada uno debe salvarse a sí mismo. Como decía Bernard Shaw: un caballero no puede aceptar la salvación que le ofrece otro (aunque se trate de Jesucristo)

Amenaza: De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien amenace a uno con la inmortalidad.

Yánover cuenta ésta, de una vez que estaban grabándole sus poemas.
-Cada vez que publico un poema en La Nación pienso: ahora se van a dar cuenta de que soy un chanta. Pero alguien llama antes de mediodía y dice "Muy bueno, Georgie". Y siempre hay alguno que llama hacia las cinco de la tarde y repite "Muy bueno, Georgie". Y casi siempre llama Adolfito a las ocho y dice "Muy bueno, Georgie". Entonces me digo: "Qué suerte, esta vez tampoco se han dado cuenta".

Cuando le preguntaron su opinión por la reciente elección del Papa.
Borges: "No me interesan los funcionarios.
Menos los funcionarios eclesiásticos".