miércoles, mayo 04, 2005

un mar

fuí a acompañarte a comprar el calibrador. con el mismo suave, feliz y tierno afecto con que me dices que me abrigue, con que me contaste del evento sobre infancia, me acompañaste a buscar unos frasquitos. luego almorzamos, me compraste helado, tomamos té y nos contamos historias de fantasmas que no hemos visto. me gusta verte sonreír niña, me gusta tu risa limpia. de regreso, volví a comprar un libro de Hölderlin que había perdido. buscaba a Baudelaire y te había contado sobre Rimbaud y mi marciana. aunque debía dejarte, me demoré un poco más a tu lado. sentí un poco de vértigo por los días en que no voy a verte, pero me dijiste que te llamara cuando quisiera (y el vértigo fue otro). y quedamos en ir juntos a un taller de origami. y te dí las gracias por tu tiempo a mi lado.
sos un mar que me bendice.