viernes, junio 09, 2006

al otro lado del mar

What should be my words to tell?
Más que las palabras... ¿De qué hablar tras estos días?

Decidí estudiar psicología para trabajar con niños en Colombia. Y en cinco años y medio en Bogotá se me embolató el camino y se me erosionaron las ganas.

La pregunta inicial, la que descubrí una mañana en el preescolar para hijos de gente del barrio Santafé, persiste: ¿Tengo lo que se necesita? A lo largo de esa pregunta me fui convirtiendo en alguien trivial, en alguien sin carácter ni fuerza ni motivos...

La salida, hace algún tiempo, fue el cinismo: ¿Importa? Los niños crecen para convertirse en más mierda. La nuestra es una especie condenada al cretinismo.

Me pregunto si no es la salida de un débil, de un cobarde...

No sé.

Vine a este otro lado del mar a dejarme hablar y callar. A mirarme y recorrerme, a volver a la pregunta dolorosa y esencial y eufórica a veces, de siempre: ¿Quién soy? ¿Qué amo? ¿Para qué estoy vivo?

Hace años Shixian me dijo la verdad: Life is meaningless.
Pero nosotros, mamíferos que sueñan, no podemos vivir con esa lucidez.
Necesitamos inventarnos, como para todo, un sentido.
He venido a inventarme al otro lado del mar.