Médano
Esta noche también estaba perdido. Yo ando las horas consumiéndome... Y entré con ese veneno agrio y triste que me destroza las venas para que sin buscarte te encontrara y llegamos al día mientras vos me mostrabas fotos de tu viaje a Macuira y yo apenas contenía las lágrimas ante tanta belleza. Y me enseñaste por qué en esta tierra decimos buenos días y no buen día. Y me dejaste triste y más conciente de mi vacío. Con ganas de morir de vacío, al borde de la serranía, sobre un médano, temblando.