despacio
no nos vemos mucho, así que aunque habíamos quedado en ir a una función internacional de cuenteros en la noche, me sorprendió que al día siguiente me dijera que nos viéramos en la tarde... fue otra tarde feliz, también jugando, descubriendo las complejidades del ping-pong (tengo limitaciones motrices) y la dicha de leerle Moonlight Shadow, de mi amada Yoshimoto...
regresé apenas a tiempo para recibir a mi hermano... íbamos a quemar un cd de sus grabaciones y a salir a un par de bares a mostrarlas... terminamos bebiendo toda la noche, hablando de cómo deambulamos nuestras taras y escuchando y bajando música hasta el otro día...
quedan guardados dentro esos largos abrazos.
se fue ya de día, con una carga de libros y los ojos todavía húmedos de escuchar a ilona.
yo desperté a tiempo para el ritual de changua en una de las tiendas de mi barrio. ahora, siempre que voy a desayunar después de tragos, recuerdo el largo sábado con karen y jenny (en que también amanecimos escuchando los pájaros) en que despertamos para ir a desayunar a la plaza de mercado para luego volver a hacer pereza juntos casi toda la tarde...
¿no vivimos para esos rituales que nos acarician como agua, como sol, como lluvia?
vivir despacio, abrazándonos...