sábado, abril 02, 2005

...y la Flor

llegaste oliendo al mismo perfume de esa noche en que bailamos, en que demoré una hora subiéndote dormida por la escaleras (y el cuerpo me dolió feliz y triste durante tres días), en la que al final amaneciste a mi lado (no recuerdas, pero lo primero que hiciste al despertar fue sonreír y, breve y rápidamente, abrazarme).
mientras hablábamos hiciste un par de veces el mismo gesto de morderte los labios que hacías cuando me besabas. y cuando te fuiste quisiste besarme la boca, pero dudaste. pero lo que más feliz me hizo no fue eso, ni tus manos de niña con las uñas pintadas de negro, ni que aún una parte de mi mano (la curva del dorso donde se une a la muñeca) huela a tu perfume... sino tu risa. que te burlés de mí cuando yo recordaba el pacífico y la magia del lugar y mi marciana, que te hayás reído tanto inventando historias desde que yo dije "y casi nos ahogamos". y poder ser todavía para vos llena de risa el capitán cavernícola volando en taparrabos.
hoy fuiste un fantasma. y cada vez huele menos el dorso de mi mano.