la soledad
ayer, de tanto hablar con María, que llevaba perdida más de seis meses, me escuchaba pensarme. pensar lo que escribí abajo, pensar en la soledad aterradora y feliz que me espera al otro lado del mar, perdido de mi familia y mis amigos, perdido de las mujeres que sólo el trópico de estas Américas tiene, perdido de mi idioma y de esta tierra que huele a tantas cosas podridas y vivas.
la soledad de una rutina que ojalá sea de libros y papers, de nadar y hacer tai-chi, de mirar el río e ir al mar, da caminar los parques y los bosques, de meditar acaso...
de encontrar a ese que dejé refundido entre la torpeza de dejar pasar los años e irme convirtiendo en lo que el mundo quiere que uno sea y que uno olvida que no ha querido ser ni haber sido.
la soledad de una rutina que ojalá sea de libros y papers, de nadar y hacer tai-chi, de mirar el río e ir al mar, da caminar los parques y los bosques, de meditar acaso...
de encontrar a ese que dejé refundido entre la torpeza de dejar pasar los años e irme convirtiendo en lo que el mundo quiere que uno sea y que uno olvida que no ha querido ser ni haber sido.