viernes, abril 25, 2008

La hermana del sicario

De heridas que no sanarán:
Dayana lloraba mientras me contaba cómo había sido humillada por la pudiente y burguesa familia de la novia de su hermano. Lloró también por el miedo a que a él, en su oficio de "hacer vueltas" le pasara algo. Me hablo de su devoción por él y por la virgen.

Hay una perversa inocencia en las formas "equívocas" en que las injusticias sociales han forzado a vivir a muchos de las clases populares nuestras: La demanda de asistencialismos paternalistas, el crimen. Una inocencia donde convive el afecto profundo, la ternura, con el odio y el desprecio por la vida de los otros. La premisa es sobrevivir. Son esquemas culturales profundamente arraigados que caen en la barbarie y el horror cuando además el oligarca, además de exhibir ante ellos las distancias que los separan, los agrede, los roba, los viola, los asesina y los desplaza.

De esas heridas abiertas hace más de 500 años está hecha mi patria.

Y no sé de nadie que entienda cómo tratar de sanar esas heridas.

Y no sé si yo quiera vivir en medio de esta sociedad exhuberante pero funesta, que celebra todos los días la vida con las manos ensangrentadas.

martes, abril 22, 2008

Para Casciari, por Nina

A mí hay cosas que me hacen muy feliz pero que ocurren de vez en cuando (algunas sólo cada muchos años): ver a algunos amigos, ir al mar, subir al páramo, bañarme en un río en la selva, un buen atardecer, comer una buena pepa y que el dj sea bueno, tener un van Gogh de verdad al frente, bucear de noche, leer a Conrad... y mierda, Casciari, hijo de tu madre, y leer sobre la Nina. Te lo dije, y con resentimiento, cuando amenazaste con los post maricas de todas las semanas: a mí los posts de la Nina me los quitaste hace años cuando todos los 20 me hacías feliz. Y hoy soy feliz con lágrimas y mocos y no importa que ni yo entienda muy bien por qué, pero pasa. Casciari, no sólo por el tema, hace mucho que no me dabas esto y sé que alguna vez escribiste que te importaba un culo y sé que otra vez escribiste que te importaba mucho, (pero) gracias, gordo cabrón. Gracias. Así ya nunca vaya a ser todos los veinte, así ya no haya regularidades ni nada, quizás vuelva a ocurrir, no sé... ocurrió. Y basta.

Gracias.

viernes, abril 11, 2008

De la voz de Cortázar

Vos, Duende, encontraste esta voz entre los archivos de la biblioteca de la Universidad, así como un día encontraste a Conrad en otra parte.

Sólo una muestra del universo que me diste y de la terca persistencia de los vértigos y ciertas lágrimas.

Te amo. Infinitamente en mi universo hecho de cosas fugaces y vanas, te amo.

"Más sobre escaleras"

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Julio Cortázar: Último Round (1969)