jueves, noviembre 30, 2006

Memorias papilares

Soy muy elemental con la comida. Sin ser ajeno a los placeres del gusto, los míos suceden con poca frecuencia y con cosas sencillas. Sucedían, por ejemplo, cuando llegaba del colegio al restaurante de mi viejo y comía pan con Coca-Cola o iba a la cocina y sacaba pedazos fríos de pollo de la nevera para comérmelos con sal, o con las changuas de mi madre, toda la vida, o más recientemente de una tienda cerca al apartamento donde vivía, o una pasta con papas que hice una vez en el páramo después de pasarme horas limpiando y pelando unas papas recién cosechadas que me regalaron generosamente unos campesinos, o los sánduches de cordero en San Antonio (la última carne que abandoné antes de hacerme vegetariano), un pollo a la nosequé que me comí en un restaurante al lado de Herencia Verde para premiarme por haber terminado un informe extenuante, o unas lentejas que preparé en Cali como en el 98, o unas cosas de chocolate que se llaman Pingüinos y que comía en la época Luisa, también en Cali, o trufas de chocolate (lo más rico era comerlas mientras Marcelita se reía de ver cómo el placer me hacía torcer los ojos), o la sopa de tomate a en la pizzería de El Patio...

Goces infantiles y lujuriosos.

Goces para tener presente que uno es también el que enguayabado toma changua y la agradece y es feliz de esa manera semejante a aquella con la que anoche veía brillar relámpagos y después miraba huir la corriente del río bajo el puente...

miércoles, noviembre 29, 2006

Sufrir, primera persona del singular

¿No habrá mayor exaltación del ego que cuando uno se revuelca en sus padecimientos? O en sus pretendidos sacrificios...

Un email para Simonetta

Hoy, al contrario de los anteriores días, tuvo su parte bonita. Luego de almorzar junto al lago de la universidad caminé un rato y encontré la entrada al jardín tropical que queda junto al puente que están construyendo. A veces también voy a almorzar junto al jardín, pero lo imaginaba todo cercado. Hoy descubrí la entrada cuando venía de mirar en qué iba el puente. Ya desde antes de entrar al jardín me sentía contento. En esta parte el río es bonito, hay vegetación en la orillas y pocas casas. Me dió otro aire. Sentí la alegría que sentí los primeros meses, la tranquilidad que se venía desdibujando. Y la soledad dejó de pesar tanto.

Tengo la cabeza enredada y lo que quiero cambia y oscila.


Hola Sandra, hermosa.

Al principio creía que iba a seguirte encontrando en el msn, pero no. Y fuí postergando escribirte. Ya han pasado seis meses. Como si nada. Todo fue rico al principio, la rutina tranquila, ir a nadar a la piscina, la casa grande donde alquilo una habitación... Pero luego han pesado lo absurdo y vago del trabajo, el desinterés amable de mi jefe, la tranquilidad que es más que nada tedio... lo que a alguien le describía como la falta de mierdero, de problemas... Y ahora está la desazón, que no esperaba, de haber recibido una beca para quedarme tres años acá. Tres años de soledad académica... y de las demás. No hay con quién conversar a profundidad mis ideas. Ni las académicas ni las demás. Me he hundido en un tedio más denso que en el que andaba en Bogotá antes del viaje. Pesa tanto que no le abro espacios a lo que es importante para mí... leer, alquilar pelis, meditar, escribir de vez en cuando... Sobre todo quisiera sentirme útil. Escogí la psicología para poder trabajar con niños. Tomé esa decisión hace años y aún no lo he hecho. Sí, en mi trabajo vienen chiquitos entre cuatro meses y dos años para mis estudios, les hago las pruebas, luego corro los análisis y todo se diluye...

Tengo que abrirme espacios en medio de esta mierda espesa que he despositado alrededor mío. Necesito aire.

Recuerdo tu casa y la paz en que vives y quisiera algo parecido. Pero por algo vine a dar acá. Por algo que no sé sigo postergando los sueños. Quiero una escuela en una vereda, en un pueblo pequeño. Y ya. Alguna vez quise profundamente hacer una carrera académica... queda algo de eso, pero ya es débil y acá vine a saberlo...

Pero no sé. Apliqué a una beca en Nueva Zelanda con quien fue mi supervisor de maestría y miro las fotos de la ciudad, Dunedin, y algo me arrastra junto a ese mar. Y Ted es un buen tipo, brillante y querido. Pero no dejo de extrañar esa tierra difícil de donde vengo, donde quisiera tener un lugar que no descifro.

Te mando un abrazo grande, desde el otro lado del mar Pacífico. El océano.

domingo, noviembre 26, 2006

Tres mujeres

'Sé que la embarré, pero no me arrepiento'

"A mi padre nunca lo conocí, me críe con mi madre y un hermano.
Solo estudié tercer año de primaria, porque mi madre no me quiso dar más estudio. Mi mamá siempre se ha dedicado a trabajar en fincas del llano, alimentando a los trabajadores.

Mi madre no deseaba un hijo y menos a una mujer. A los diez años me negoció con un finquero, que me violó. Después de eso me fui de la casa. Trabajé como niñera y de cocinera en los campamentos de coca del Guaviare.

A los 14 años volví donde mi madre, pero las cosas siguieron mal y me fui con un muchacho. Nos casamos por la iglesia. Era un buen matrimonio, un buen esposo, nunca me pegó, pero el día que cumplió los 33 años, se tomó unos tragos y le metió la moto a un carro. Mi vida volvió a ser un calvario.

Tenía 22 años, 3 hijos, una casa de estrato 3 y ninguna profesión. Me dediqué a tomar. Estuve en Alcohólicos Anónimos, en clínicas siquiátricas. Me repuse, aunque seguía tomando.

Trabajaba en un restaurante, en un billar, vendía cosméticos. Estaba en esos cuentos cuando conocí a la persona por la que estoy acá. Era un pelado, de 26 años, tenía sus atributos, pero tenía su machismo. Como siempre, al principio toda escoba nueva barre bien. Era muy pendiente de mí y de mis niños.

A los 6 meses se fue a vivir a mi casa. Pero empezaron los problemas. Llegaba donde trabajaba y me armaba show de celos. Bebía y me tocaba cubrirle las cuentas. Lo pillé en un sitio con una hembra sentada en las piernas y discutimos, pero seguimos.

Después de eso, me robó un millón ochocientos mil pesos, que eran para pagar una deuda. Él era el único que había estado en la casa. Se desapareció cuatro días y volvió. No le dije nada, se acostaba en la cama conmigo, pero yo era seria.

Una pelea en la casa

A los dos días, me había tomado unos tragos y estaba en la cocina. Era 8 de noviembre. Él llegó también tomado, faltando diez para las 8 de la noche. Estaba ofendida. Me dijo que qué hijueputas me pasaba. Le reclamé porque me había robado y le dije que se fuera. Pero me metió una palmada en la cara.

Yo le metí un puño. No sé de dónde saqué fuerzas. Pensé que se había ido, pero regresó a la cocina. Lo sentí por la espalda. Sentí como miedo, me encomendé a Dios. Me pegó y le vi un cuchillo.
Me dijo: 'Uno de los dos se tiene que morir porque una mujer no me toca la cara'.

Yo tenía una puñaleta, que siempre cargaba. Hice un movimiento y se la clavé en un costado. Después de eso me transformé, se me olvidaron mis hijos, lo golpee, quería que se muriera, perdí el control. Él cayó arrodillado. Lo cogí del cuello y le dije: 'Pues que lástima, muy salado, le tocó perder a usted'. Y lo apuñalé. Saqué fuerzas y lo tiré a la calle. Un inquilino que vivía en mi casa se dio cuenta, me dijo que qué había hecho y me hizo llevarlo a la clínica en un taxi y lo dejé allá.

Volví a la casa y al rato vino la Fiscalía y me dijeron que estaba muerto.

Ante los ojos de Dios soy consciente de que cometí un delito y tengo que pagar, porque no soy nadie para quitarle la vida a otra persona, pero por cosas de la vida pasó. Él tal vez me dio muchos motivos.

La verdad, no me arrepiento, soy conciente que la embarré, pero no me arrepiento. Me duelen mis hijos, que ya están grandes y no los he visto. Tengo que pagar 8 años en la cárcel y ya llevo cuatro".

'Él me miraba con cara de decirme, ayúdeme'

"Crecí en un pueblo de Tolima, con mi abuelita y mi papá.Mi papá me contaba que ella nunca me había querido tener y que cuando nací me entregó a él. Él arreglaba ollas a presión, licuadoras...

Mi abuela era buena, me enseñó muchos valores que la niña de hoy no los tiene. Me decía que tenía que estudiar, pero se murió cuando yo tenía 14 años. Entonces, me tocó hacerle la comida a mi papá, lavarle la ropa y estudiar.

Vivía en una casa bonita. Estudiaba en colegio privado, pero me metí a estudiar de noche y conseguí un trabajo de medio tiempo en un supermercado. Tenía platica y amiguitos. Entonces, mi papá empezó a pegarme porque dizque tenía novio. Una vez me reventó las piernas y empaqué la mejor ropa que tenía y me fui de la casa con una amiga.

Estuve con la familia de ella y después me dijo que si nos metíamos a 'paracas', que ella tenía unos amigos allá. Me daba miedo, pero me parecía como chévere y me fui.

Tenía 17 años. Nos llevaron a una escuela de entrenamiento.
Había pocas mujeres, cuando entré era flaquita. Lloraba, pero no me dejaban ir. Allá conocí a mi primer novio.

Me enseñaron a manejar armas. Llevaban a personas para matar y nos daban a tomar la sangre de muerto, para que nos acostumbráramos. Yo solo la probé así con el dedo, sabe a sangre, como la de uno. Allá se me quitó lo niña que tenía.

Cuando terminó el entrenamiento me separaron de mi novio. Nos hablamos un tiempo y después supe que lo mató la guerrilla.

A mí me dieron un fusil, me sentía chévere, pero no me imaginaba que tenía que matar a alguien. Solo vigilábamos un pueblo. Duré 9 meses patrullando y me cambié de bloque y me mandaron para Bogotá con otros muchachos.

Nos tomamos un barrio del sur, de 'ñeros, y empezamos a pedir colaboración en las tiendas, decíamos que veníamos a limpiar. Después mandaron a un comandante. Trajeron armas y escogí un revólver calibre 38.

La misión

Un día el comandante me dijo que me tocaba matar a un jíbaro. Me dieron el nombre del señor. Duré dos días esperando que me diera pata. No me dio cara y lo sacamos de la casa. Estaba un niño, una señora, un señor, había harta gente. Lo llevamos a un caño. Yo estaba con dos compañeros.

El señor me miraba. Yo no lo miraba a la cara, porque a uno le enseñan que no debe mirar a los ojos a la persona que va a matar. Pero él me miraba con esa cara de decirme ayúdeme, porque yo era la única mujer y yo no tenía cara de mala.

Los muchachos me decían, mátelo. Le hablé duro y le dije: ¡Arrodíllese! Y no lo miraba a la cara. Le disparé tres tiros en la cabeza. Yo temblaba. Me acordé de mi novio que había matado la guerrilla y me dio deseo de venganza y lo empuje hasta que cayera al caño.

Él pensó que porque era mujer no lo iba a matar. Las mujeres son un engaño para el ser humano. Ese día lloré. Me sentí remal, le pedía perdón a Dios porque mi abuela era muy católica y siempre he ido a misa. Me parecía ver a ese señor, me parecía que me decía, usted por qué me mató. Lo veía en el baño, en la cocina.

Me dijeron que le rezara al alma de él y se me pasó.

Hice otras misiones hasta que me cogieron. Las amistades me llevaron a esto, cuando uno es adolescente es muy loco. Ya tengo 22 años. Esto tiene reversa si uno se compone. Llevo dos años presa y todos los días me acuerdo de ese hombre que maté".

'No me acuerdo de nada, no sé cómo lo hice'

"Siempre viví sola con mi mamá y mis tres hermanos. Mi mamá se separó de mi papá cuando yo tenía como tres años. Mi hermana mayor es de mi mismo papá. Los otros dos son de otros papás.

Casi toda mi infancia viví en la Isla del Sol, un barrio del sur de Bogotá. Terminé todo mi bachillerato. No me gustaba mucho estudiar.

Mi mamá siempre había arrendado casas. Tenía que trabajar y nos dejaba solas.

Mi infancia fue al lado de mi hermana, mi mamá trabajaba de operaria de máquinas planas. Cuando tenía como 8 años mi mamá tenía un señor. Él esperaba a que mi mamá se fuera y golpeaba en la casa. Era como un inquilinato. Abusaba de nosotras. Eso duró un año y él nos amenazaba de que nos iba a pegar si nosotras decíamos algo. Le decía a mi hermana que mirara por la ventana, y no mirara mientras abusaba de mí.

Un día llegó a la casa, nos pegó con una chancleta y mi hermana se puso a llorar y al ver a mi hermana llorando le dije a él que no le hiciera a ella sino a mí. Mientras tanto, yo me fui a la cocina y me traje un cuchillo y me lo guardé en la media. Cuando él se montó encima mío yo se lo enterré en el brazo.

En la noche cuando llegó mi mamá le contamos y ella lo dejó y lo demandó. Siempre mi vida fue eso, donde mi mamá nos llevaba era como si fuera el muñeco de ellos, los maridos de la señora nos molestaban.

Una vez me aburrí y nos volamos uno días con una amiga. En ese tiempo yo probaba la marihuana, el basuco y el pegante. Estuve en las drogas de los 10 a los 14 años. Una vez se nos acabó la plata nos fuimos para el cartucho. Allá unos muchachos nos violaron en una residencia. Siempre mi vida ha sido así.

Por eso, en el colegio era peliona. Fui muy agresiva con mis compañeros, con las profesoras, con la directora. Decían que estaba en la etapa de ser rebelde.

Cuando terminé mi bachillerato, estaba embarazada. Me fui a vivir con el papá del niño. Era de mi edad. Viví con él cinco años, tuve tres varones y me separé.

Llegué con mis niños a la casa donde vivía mi mamá. Ella se había separado del señor con el que había tenido a mi último hermanito, pero él vivía en un cuarto arrendado en la misma casa.

Yo trabajaba en una obra de construcción. Él a veces no iba a trabajar y se quedaba en la casa y me decía cosas. Había intentado tocarme en ocasiones. Cuando estaba durmiendo entraba y me cogía las piernas. Un día me dijo que le gustaba, mucho hacía mucho tiempo, que si teníamos algo. Le dije que no porque era el papá de mi hermanito y me dijo que me daba plata para que estuviera con él. Le dije que si quería una puta que se la consiguiera en otra parte. Le conté a mi mamá eso. Ella me creyó siempre. Le dije que nos fuéramos de esa casa, pero se fue a viajar y quedamos que cuando volviera nos íbamos.

El día negro

Era el 2 de enero. En la casa había una fiesta. Él entró a mi cuarto, me cogió de la cintura y me dijo que si no iba a ser de él no iba a ser de nadie. Comenzamos a forcejear, a empujarnos. Una tía me había dejado carne y yo había entrado un cuchillo al cuarto.

Duramos como 15 minutos forcejeando. Le dije que no me molestara más porque lo iba a matar y él me dijo: 'Usted no mata ni una mosca'. Y cogí el cuchillo y no sé qué hice.

Cuando volví a reaccionar estaba esposada y le pregunté a uno del CTI qué hacía ahí y me dijo que había matado a mi padrastro.

Yo les decía que no lo había matado. Que él era el que quería hacerme daño. Cuando entré a cambiarme la ropa lo vi en el piso en un charco de sangre. Después me enteré que fueron ocho puñaladas. No recuerdo nada, todavía pienso que no sé cómo lo hice. Tenía demasiada rabia. Mi padrastro revivió todos mis momentos. Pagó los platos rotos.

Me condenaron por homicidio simple. El abogado de oficio me dijo que me declarara culpable, y yo le dije que por qué, si el culpable era él. A la final me sometí a sentencia anticipada y me condenaron a 8 años, 8 meses y 15 días. Ya llevo 17 meses en la cárcel. Calculo salir el otro año.

Lo más duro es estar lejos de mis hijos, que ya tienen 6, 5 y 3 años. Mi mamá los trae cada 15 días. Ellos piensan que esto es un colegio y me preguntan que cuándo salgo de estudiar.

Casi toda mi familia me juzgó. Mi hermano tiene 7 años, pero él no sabe que yo maté a su papá, piensa que se murió en la peluquería cuando lo estaban rasurando. A mí me gustaría que mi mamá se lo dijera ahorita, que es pequeño y lo puede asimilar más.
Ya mi mamá tiene otro marido. Mi miedo es que se repita la historia otra vez.

A veces lloro, cuando estoy demasiado deprimida. La verdad, no me siento culpable y no me atormenta. No sé por qué. Muchas amigas me preguntan que si no sueño con él, que si ni me da remordimiento. No, la verdad, no. No es un orgullo para mí decir esto, pero bacano que no me dejé destruir por eso".

Reportajes de Luis Alberto Miño Rueda
En El Tiempo, 26 de Noviembre 2006

Hurt

"I hurt myself today
To see if I still feel
I focus on the pain
The only thing that's real
The needle tears a hole
The old familiar sting
Try to kill it all away
But I remember everything

What have I become?
My sweetest friend
Everyone I know
Goes away in the end
You could have it all
My empire of dirt
I will let you down
I will make you hurt

I wear this crown of shit
Upon my liar's chair
Full of broken thoughts
I cannot repair
Beneath the stains of time
The feelings disappear
You are someone else
I am still right here

What have I become?
My sweetest friend
Everyone I know
Goes away in the end

You could have it all
My empire of dirt
I will let you down
I will make you hurt
If I could start again
A million miles away
I would keep myself
I would find a way"

Nine Inch Nails: The Downward Spiral (1994)
covered by Johnny Cash: American IV: The Man Comes Around (2002)

jueves, noviembre 23, 2006

Tinto con galletas Can-Can de chocolate

San Andrés, 1986
Bahía Solano, 1988

Ya no tenía casi dinero para comer. Creo que en San Andrés (la memoria de mi sentido del gusto lo evocó hace un instante) tomaba al principio Néctar California con galletas, pero después ya no me alcanzaba para el jugo y tocó tinto. Me encantaba sumergir la galleta en el tinto caliente y sacarla antes de que se desbaratara.

martes, noviembre 21, 2006

Levitadora

Adriana vive con su familia en una casa grande que mantiene obsesiva y compulsivamente ordenada y feliz, con rutinas de teteros y comidas para possums y canguros, con cientos de plantas nativas sembradas y un cuarto afuera donde Fernando arma sus aviones a control remoto. De paseo me llevaron a un lugar donde uno puede ver a los pingüinos que regresan de todo un día en el mar, también fuimos al acuario de la ciudad y al zoológico de las afueras. Todos los días generosos y cálidos. Y entretanto, en su casa, mientras alimentaba a sus animales Adriana me contaba de su Maestro, de ella y sus niños y Fernando, de sus amigos, de su familia en Cali, y reía.

Adriana me ha dado dos fés. La fé con la que elijo de qué me alimento. Y la fé del amor que contemplo cuando la veo con Fernando.

Una bendición y un milagro, mi levitadora...

Kite

U2 en Brisbane.

Estar, simplemente estar: en medio de 45 000 personas en el mismo ritual... Bono sale bajo uno los brazos del escenario y el concierto comienza, la música ocurre... la voz de Bono es Sometimes You Can't Make It On Your Own y en Miss Sarajevo... en algún momento la luces se apagan y los celulares se iluminan... el escenario de luces que a veces cuentan historias... y al final, antes de la última canción, unos globos elevan una cometa que Bono, luego mientras canta, para despedirse, libera a la noche.



Creo que sobre todo fui a decir gracias.

jueves, noviembre 02, 2006

La Planada, hace 12 años

Uno de los Momentos Felices de Mi Vida:

En un discman suena Achtung Baby o Christina y Los Subterráneos y bailo en mi cuarto de madera. El bosque de niebla afuera. La rutina de los días en que llueve interminablemente.