lunes, agosto 30, 2004

Ricardo

Me gustan los tranquilos días que le suceden a las noches que bailamos. Algunas veces ir a comprarle una pastilla que le ayude al hígado a desintoxicarse, recordar el ridículo que hicimos y a las mujeres a las que nunca les hablamos, hablar de literatura, de virus, de cine, del mundo que se desangra.
O volver borracho y despertarlo y dejar que me escuche los asombros o los miedos o el cansancio.
Y los días entre semana que son de las abejas: los receptores de membrana por las que llegan a las orquídeas o a la cópula. O cuando me habla infatigable cómo harán las mentes para aprender cosas: la evolución, el ajedrez, el origami...
Y desahogar en él los torpes días que ocurren desde que luego de Martha Isabel me deshago. Los nombres que se harán anónimos. Las pieles que he olvidado.
Nos reímos. Nos callamos.
Las tantas memorias. Los tantos dolores en que no estuve. Las soledades.
Me preguntaste tras una pausa asombrada: Todo eso?
Sí, hermano, hace 16 años...

Hernán

Sonríe mientras cuenta como uno de los Mayores se quejaba, furioso: Estos guardianes que nos conseguimos...
Se le refundieron los papeles y la memoria de ese pedazo de la noche. Al otro día sinembargo hizo algo de lo mucho que sabe hacer tan bien: enseñarle a campesinos a buscar adentro la esperanza y la fuerza.
Carlos se enfermó por él y él lo curó.
Y hoy, antes de bajar las escaleras, recitamos a Borges.

Borges: Tríada

"El alivio que habrá sentido César en la mañana de Farsalia, al pensar: Hoy es la batalla.
El alivio que habrá sentido Carlos Primero al ver el alba en el cristal y pensar: Hoy es el día del patíbulo, del coraje y del hacha.
El alivio que tú y yo sentiremos en el instante que precede a la muerte, cuando la suerte nos desate de la triste costumbre de ser alguien y del peso del universo."

(en Los Conjurados, 1985)

jueves, agosto 26, 2004

la hija de don nelson

yo tomaba un taxi hasta donde ella vive. llegaba a las 11 de la noche, dispuesto a esperar cinco minutos. pensaba qué pensaría el taxista. o los tombos de la cercana estación de policía. ella nunca demoró más de dos minutos, cerraba la puerta con cuidado... regresábamos entre las tres y las cuatro. me montaba en la película de imaginarme al viejo esperando, dispuesto a matarme.
una vez capó clases y vino a las 6.15 am, a la hora que salía el vecino del segundo (el padre de familia que carga un revólver), el hombre no pudo evitar una mirada que en la somnolencia no pude interpretar como si de envidia o de reproche.
me gusta hacerla reír. y recibirle las trufas de chocolate que me trae. y que ella después después me diga: "decías que las trufas son mejores que qué?"
y escucharla hablar de su viejo, que para las últimas vacaciones los montó en buses y trenes hasta Macchu Picchu, y que sabe cuatro idiomas y lee mucho, y que se sonroja cuando la madre de él recuerda lo hermosos que eran sus ojos de niño, o lagrimea con cartas del bisabuelo. "es que tú y él se parecen, ven donde los otros no ven nada..."
y mientras pensaba en lo mucho que me gustaría conocerle a su viejo. "y dónde es que tiene el almacén? venden cerveza?" "es que vas a pasar? tú estás muy loco!" y se ríe.

miércoles, agosto 25, 2004

Nina

El gordito me hace reír y lagrimear a ratos, pero con lo que me conmueve es con lo que lo que pone en red de su pequeñita. Primero, claro, la bitácora de fotos y de tangos, y luego esos 42 segundos que he multiplicado y después el post del blog testamento por si llega la ausencia.
Sí, ahora me toca acudir a Whitman:
"Do I contradict myself? Very well then I contradict myself."
Quisiera, a pesar de esa turbidez y desesperanza que va por las arterias, ser otro para ser padre sin asco de mí mismo y de mi egoísmo, ejercer mi derecho a mi destino biológico sin que la conciencia me despedace.
Le hice link a Nina a la derecha en este blog bajo una fecha que por estar allí parece arrogante. No, duele. Le llevo varias vueltas de ventaja y varias vueltas antes me habré ido. Mientras otros brillan, en cenizas me consumo. Otro debería ser el mundo para que pudiera ser feliz sin sentirme culpable. En ese otro mundo una hija me vive el corazón y me arrasa las tristezas.

domingo, agosto 22, 2004

quebrada piedritas, hace unos ocho años

sin vos y atrapado, como en un juego de espejos innumerables, por la lluvia. cuánto quisiera herirte con esta soledad... con la luna y los insectos, con mis pasos ciegos, cómo necesito abrazarte como me abraza la noche...
te quiero en estos lugares porque no puedo hablarte de lo que cuentan y esconden la quebrada, las ranas, los colores, este silencio y esta oscuridad de multitudes. te quiero a mi lado porque sólo alguien como tú puede verme.
estamos a dos horas de la carretera, de la gente. entre la ausencia de las cosas que nos habitúan a repetirnos uno se pasma; qué hacer con el monte, qué hacer con mi cuerpo frágil e inútil?
sé que para no obstinarme en extrañarte debería pensar en lo que llevo de ti conmigo, pero quiero verte, dejar caer mis manos por tu cuerpo, oir las palabras que te salen, como el sonido de un río, de adentro, te quiero viva a mi lado. por ahora recibe, tan fantasma como vos, un beso desde el monte...

de entonces y el tiempo

los del 21 de agosto son escritos recuperados de los de años de cali. han sido días de, al tratar de escribir, sentir por dentro una niebla espesa. hoy me preguntaron que por qué la insistencia en el tiempo, en la cronología, en las duraciones. no sé, dije, no me había dado cuenta...

jueves, agosto 19, 2004

Pavese

"También tú eres el amor.
Eres de tierra y de sangre
como los demás. Caminas
como quien no se aleja
de la puerta de casa.
Miras como quien espera
y no ve. Eres tierra
que sufre y calla.
Tienes sobresaltos y cansancios,
tienes palabras -caminas
esperando. El amor
es tu sangre -no otra cosa."

(uno de Dos Poemas a T., en Vendrá la Muerte y Tendrá tus Ojos, Verrà la morte e avrà i tuoi occhi, 1951)

jamás antes

nadie había conjurado así los aullidos sordos de mi vacío.

querés?

escuchá como llora el minotauro en el laberinto...

martes, agosto 17, 2004

La guerrilla maoísta de Nepal

En una de mis crisis (la última fue con el mar enfrente y la luna llena a la espalda) pensé en irme a Chiapas a unirme al EZLN. Esto (independientemente de qué tan cierto, en el fondo, sea) revolvió esos recuerdos e hizo doler este país en que cada vez queda menos de esa dignidad de la que me aleja mi cobardía burguesa, mi incapacidad para la grandeza:
"Me habían dicho que nos podíamos encontrar con la guerrilla maoísta de Nepal. En efecto. "Where are you from?", me preguntaron. "From Colombia", les dije.
Nos dijeron que ellos no secuestraban a extranjeros porque no quieren perjudicar el turismo, ya que es clave en la economía del país. Nos explicaron que ellos quieren hacer un referendo para ver si el pueblo acepta la monarquía. Realmente la mayoría de los nepalíes no la quieren. Es que el rey disolvió el parlamento, dijeron. La verdad es que el parlamento también es muy corrupto, añadieron. Nosotros a veces llevamos gente al monte, la atendemos, le contamos nuestras motivaciones y la devolvemos a los tres días sin pedirles dinero. No secuestramos. Y acto seguido me cobraron 1.000 rupias, unos 15 dólares, y me extendieron un recibo. Si más arriba encuentra a nuestros compañeros, se lo muestra para que no le vuelvan a cobrar. Este impuesto solo se lo cobramos a los extranjeros. Somos una guerrilla pobre."
(De la columna de Andrés Hurtado, El Tiempo, 17/08/04)

lunes, agosto 16, 2004

los días

Regreso a los hábitos aprendidos, repasados… todo se traspapela, menos el hastío. Quisiera al borde de esta ciudad un abismo.

domingo, agosto 15, 2004

De vos, que me regalaste los Fuegos de Yourcenar y los universos de Faulkner

Crónica de la dama
Niña que en vientos grises,
vientos verdes aguardo
.
Alejandra Pizarnik.
Esta que se desenfrena
cada noche en la rumba,
que prefiere la música
al silencio íntimo de su cuarto.
Esta que camina las calles
sin buscar a nadie
porque sabe que "nadie"
la ha rotulado y clasificado.
Esta con rostro adusto
que olvidó la sensibilidad del dolor ajeno
y que aprende cada día
los andamiajes de nuestra burocracia.
Esta la de los cabellos de seda
en los que cuelga una sonrisa triste.
Esta
La Desconocida
La Errática
La Mutante
La que se busca adentro y no se encuentra.
No escribe,
convencida de que su única salvación
está en el papel.

en la casa de Asterión, ellas

Cómo susurrará el celo en una hembra que ha crecido junto al mar y que en las palabras se alucina y se encuentra, se despide y se abraza? Cómo herirá su mano el aire para llegar junto a la piel que ansía? Cómo convertirá a la ternura sus miedos? Cómo convertirá la soledad, la oscuridad a su silencio?
A mí se me impone la arrogancia de concreto e indiferencia de esta urbe que me creció tibio entre el frío, tibieza que me repugna, una sopa que se enfría en las venas. Yo no sé recibir el aliento oceánico, la cadencia marina de tus palabras...

patria

"soy pacífico, soy caribe..."
valle y altiplano, olor de selva mientras desciendo de la cordillera hacia el chocó biogeográfico, vértigo de páramo, río entre la selva...
cadera generosa, piel negra, acento mulato y mestizo, niño que aprende a caminar entre las piedras...
amo esta embriaguez geográfica como se ama el lugar donde debería estar el alma.
pero quiero huir, deshacerme quizás en la nostalgia, en las fórmulas de esa alquimia esotérica, estadística, falseable, mientras recuerde acaso estridulares y hembras y enumere músicas e inventarios de lloviznas y crecientes que corroen lo que queda de acaso y de nada.

lunar en el borde de tu omoplato

quiero ser hembra, moverme sobre la base de un caderamen ávido, ascender mi movimiento desde los pies hasta los hombros, humedecer mi sexo con ciertos presagios, los labios hinchados el clítoris duro, olerla, recibir su lengua, sus dígitos, su ansia, bebérmela, embriagarme...

miércoles, agosto 11, 2004

la bestia

y adentro la bestia, a veces, se despierta. ávida de sangre, de pieles, de corazones. qué te enfurece? hay soledades que se constatan con furia.
luego un espejo lento me regresa ese que he sido y el arrepentimiento se vuelve un ácido espeso en la sangre y olés a caño y la mirada parece mirando un bosque talado o un niño con hambre.
mar: humillá la bestia con tus perdones.

Mar escribe:

"Como fuerza de monte
en un rincón oscuro
la infancia nos acecha

Intentas sonreir
y un soplo amargo asoma
quieres decir amor y dices lejos
ternura y aparecen dientes
cansancio y saltan los tendones
Alguien dentro del pecho erige soledades
clavos
fosos"

domingo, agosto 08, 2004

Bogotá, agosto 2004

Reciente el mar, me sumergo en Bogotá como en un sueño, las avenidas, la calle donde vivo, la gente que se cotidanea y no sabe. Pero ando sin dolor, como si soñara tranquilo un sueño que se sueña en medio de la selva, o en el páramo, o junto al mar hace cientocincuenta años en esta tierra, un sueño de ciencia ficción, y son fantásticos los edificios y los autos, y son inocentes esas multitudes lentas...
Eso sentí el viernes. Como si luego de caminar Cartagena, de estar piel soledad y entrañas en Playa Blanca, siguiera soñando. Y es hogar el sueño, es un hogar hecho de soñar... al mismo tiempo que la despierta lucidez me deja sin hogar me siento soñando que lo siento, que sentir el mundo como una alucinación sosegada es estar en casa. Y en el vórtice convergen todos: los acantilados, los moors, los otros mares, los ríos, las selvas, hasta los urbanos instantes en que me tuve y me parí.
Eso siento ahora. Como si después del dolor quedara la inocencia.
Sin pasado, sin futuro. Con una... compasión desprovista de culpas y luegos.
Qué es? Qué sucede?

Yourcenar en tu voz

A vos no te tiemblan, como a mí, en voz alta las palabras ajenas. Sólida, caribe, salía por tu voz esa otra voz. Dijiste:
Este me gusta mucho
"Soledad... Yo no creo como ellos creen, no vivo como ellos viven, no amo como ellos aman... Moriré como ellos mueren."
(leído de Fuegos, 1936)

Faulkner

"Si volviera Jesús lo crucificaríamos en seguida en defensa propia, para justificar y preservar la civilización que hemos trabajado y sufrido y matado gritando y maldiciendo con rabia e impotencia y terror por dos mil años para crearla y perfeccionarla a imagen y semejanza del hombre; si volviera Venus sería un hombre que se masturba en una letrina de subterráneo mirando tarjetas postales francesas..."
(en Palmeras Salvajes, 1939)

sábado, agosto 07, 2004

playa blanca, barú

de noche nadar con snorkel, las manos un poco adelante de los ojos, las palmas vertidas hacia vos, y dejar que las manos ardan verdes de fosferecencia planctónica... fuego en el mar. proseguir en la oscuridad y aparecen sobre el fondo luces como si volaras sobre hogueras dispersas en un desierto, o sobre una oscuridad ancestral en que aparecen ojos de bestias.
llorar con la luna en la espalda.
y sentirme despojado de patria. sentir que aparte de la tribu no hay otro vínculo que valga la pena.
leer a faulkner y sentir el vértigo y el dolor. pocas cosas tan hermosas como la revelación de unas palabras que conforman arduas un universo.
y luego, lentamente, el regreso.